Rosa Velasco
Artista Visual
Almario (2000)
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Para mostrar el alma en su condición de tal –la única manera de exponer no una obra sino su interior incautado- la artista ha transformado la escultura en ausencia de sí y ha convertido el tiempo de la obra en su “negra espalda”: ya sabe que, en cuanto horma que resguarda el vacío interno de la pieza, el alma existe sólo mientras espera que fragüe el metal; después es retirada, convertida en despojo o en cuña que espera otro encargo. Pero Rosa persigue este tiempo en su ocurrir paralelo: detiene el instante creador de un vacío, que, diferido siempre, se vuelve pura idea. Entonces, el lugar de la escultura es cancelado; ahora es un pasadizo, el sitio que sobra entre el molde (creado por las paredes, el techo, el piso y el vano de acceso) y el contra molde (configurado por el paralelepípedo: el alma). El público que circula por ese estrecho pasaje está transitando el adentro de la sala-escultura. Sólo puede ver el lado interno de la supuesta figura y la cara externa de la oquedad presunta. Pero ni existe el contorno de afuera ni la cavidad interna. Los moldes y las figuras, las ausencias y los llenos, lo oculto y lo manifiesto, intercambian sus nombres en silencio.
LOCACION
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Galería Animal,
Santiago,
Chile
FORMATO
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Instalación
8m x 8m x 4m altura
Resina, parafina líquida
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